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Con los precios de algunas energías como el gas y la electricidad por las nubes, este invierno han saltado todas las alarmas y, con frecuencia, surge la duda de si vivimos en un hogar eficiente. Este es, además de un tema económico, un asunto medioambiental por el que hemos de preocuparnos y, sobre todo, OCUPARNOS.

Ya hemos hablado en otras ocasiones del reciclaje (aquí puedes encontrar las pautas que te dábamos para hacerlo correctamente) o de las bondades de la economía de segunda mano. Ahora es el turno de aprender a tener un entorno lo más sostenible posible en nuestra vivienda.

La eficiencia energética no significa que cerremos la llave del gas o que volvamos a las velas o los quinqués para que se haga la luz. Se trata de aprovechar al máximo la energía que usamos y evitar malgastos. Así que, ya sabes, ponte en marcha para ahorrarte un dinerito en los suministros cada mes a la vez que aportas tu granito de arena en la lucha contra el cambio climático. Además, podrás aumentar el valor de tu residencia hasta un 20 %. Si no sabes por dónde empezar, te dejamos los principales puntos a reforzar.

Vivir en un hogar eficiente

Si tienes una reforma entre manos (o incluso sin reforma), apuesta todo a mejorar los aislamientos

Al igual que te vas a plantear la distribución y el diseño de cada mínimo detalle, presta atención a la optimización de la eficiencia energética. Sin duda, es el mejor momento para revisar de arriba abajo el aislamiento térmico de la vivienda. Recuerda que esto no solo repercutirá en la factura de la calefacción, sino que también te dará la vida en verano. Ten en cuenta que la mayor parte de la energía consumida a nivel doméstico se va en climatización.

El aislamiento térmico se puede aplicar en paredes, techos y suelos. Si te decides a recubrir la morada entera, será conveniente no dejar ninguna vía de escape por la que después de dejarte un buen dinero se pierda la calefacción en invierno o el aire acondicionado (u otros sistemas de climatización) en verano.

Si no tienes pensado meterte en una obra, esta solución se complica un poco más, pero no es del todo imposible. Existen revestimientos de paredes fabricados de poliuretano con los que cubrir las paredes y conseguir mejor aislamiento térmico a la vez que decoras y aportas un toque de estilo a tu refugio. El uso de pinturas térmicas también te puede ayudar a mejorar los aislamientos sin necesidad de una gran inversión. Eso sí, no esperes duros a pesetas.

Revisa puertas y ventanas

Son dos de los puntos de mayor fuga térmica de los hogares, así que no queda otra que inspeccionarlos. Si decides optar por la renovación de ventanas, que tengan doble acristalamiento y cierre hermético, que permitan el paso de la luz natural pero no del frío o el calor.

Numerosas comunidades autónomas tienen planes de ayuda para la renovación de ventanas. No dejes de chequearlos. Si aun así no te llega el presupuesto, toma nota de estos sencillos trucos para mejorar tus aislamientos:

  • Burletes aislantes tanto en ventanas como en puertas exteriores. La instalación de estos perfiles reduce la infiltración de aire, disminuyendo la pérdida de energía térmica.
  • Mantas aislantes en los cajetines de las persianas. Otro gran coladero de aire. Tendrás que desatornillar la tapa que da acceso al eje de la persiana e introducir una manta térmica para cajetines de persiana, que además de reducir el flujo de aire, optimizará la temperatura.
  • Reflectores de radiador. Muchos radiadores suelen estar instalados bajo las ventanas de los muros exteriores de la vivienda. La instalación de estas pequeñas láminas de aluminio evita que parte de esa energía se pierda por los muros del edificio y se aproveche para calentar la estancia.

La iluminación, otro punto fundamental

Un sencillo gesto que no precisa de obras ni de grandes inversiones, pero que repercutirá de forma directa en un hogar más eficiente. Cambia las bombillas tradicionales por bombillas LED y el gasto en iluminación se reducirá hasta un 80 %, ¡ahí es nada! Asimismo, tampoco hace falta que nuestra vivienda parezca una verbena. Reduce la cantidad de luces que enciendes a lo mínimo y enseña a los más pequeños que cuando se abandona una habitación en la que no queda nadie, se apaga la luz.

Si quieres optar a matrícula de honor y ansias la famosa A en el certificado de eficiencia, también deberías revisar la instalación eléctrica. Si además incluyes un sistema de domótica para encendido y apagado de luces y aparatos electrónicos, ya pasas a otro nivel.

Ojito a los electrodomésticos

Sin duda, otro must point para conseguir una casa sostenible. Entendemos que no renueves todos los electrodomésticos de una. No se trata de eso. Peeeeeeero, si tienes que cambiar alguno de estos aparatos porque sufren una avería irreparable o cambias de residencia... opta por aquellos que tienen etiqueta A+++. Tu bolsillo y el planeta te lo agradecerán a la larga. Especial cuidado con los cacharros que están conectados de forma continua (como la nevera) o aquellos que utilizamos de forma frecuente (televisión, lavadora...).

En este punto también nos gustaría incluir los aparatos destinados a la climatización. Tanto la caldera como el aire acondicionado tienen opciones más o menos sostenibles. Infórmate bien y no te precipites con su elección. El precio no siempre lo es todo.

Energías renovables, empujando fuerte

Las alternativas de autoconsumo han cobrado gran importancia en los últimos tiempos. Energías como la fotovoltaica, la aerotermia o la geotermia son cada vez más habituales en los domicilios gracias a la reducción de sus precios. Todas ellas representan un gran paso al frente en la lucha contra el cambio climático. Para que os hagáis una idea, os dejamos este dato: el uso de placas solares ayuda a reducir hasta 18 toneladas al año los gases contaminantes de una sola vivienda 😮 Además, podemos ahorrar entorno a un 30 % en la factura de la luz y, como decíamos al inicio, revalorizar la vivienda. En este artículo te ayudamos a saber si puedes instalar placas solares para conseguir una casa más sostenible.

No desprecies los pequeños gestos

Aunque nos parezcan insignificantes, hay algunos gestos que convertidos en costumbres también ayudan a conseguir una casa más sostenible. Cerrar el grifo de la ducha mientras nos enjabonamos, no meter comida caliente en la nevera ni el congelador, aprovechar la iluminación natural, evitar el consumo en “stand by” apagando del todo los electrodomésticos que lo permitan, como la televisión, son solo algunos de ellos.

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